Por: Fer Morales
Hace unos días se volvió viral un video de un viejito que es vendedor de hot dogs. El ancianito de más de 70 años de edad, se estaba enfrentando a una crisis financiera debido a que, por su edad, ya no es capaz de situar su carrito en los lugares donde transita mucha gente, como lo solía hacer hace 30 o 40 años, en los días de su juventud. Por esa razón sus ventas habían bajado muchísimo, poniéndolo en una situación económica muy precaria.
Una joven lo vio en la calle con su viejo y maltrecho carrito de hot dogs y le dio tristeza notar que nadie le compraba ni un solo hot dog. Así que, en esa fría noche, ella se decidió a acercarse al carrito de hot dogs de don Abel para comprarle por lo menos uno de sus jochitos. Grande fue su sorpresa al darse cuenta de que los hot dogs de don Abel realmente valieron la pena, porque son muy ricos. Es por eso que la joven decidió invitar a todos sus amigos del Facebook a que vinieran a comprar los ricos jochos del abuelito don Abel para poder ayudarle.
Juzgando por la cantidad de personas que se dieron a la tarea de ayudar al viejito, es fácil deducir que esta joven debió haber tenido muchísimos amigos en el Facebook. Muchas personas comenzaron a llegar y a comprarle a don Abel, levantando su negocio inmediatamente y mejorando su situación económica en unos cuantos días. Las amables personas que asistieron, quedaron conmovidas por lo trabajador del viejito y por lo sabroso de sus hot dogs.
Pero esa no es toda la ayuda que don Abel recibió
Gracias a la acción inicial de esta joven en las redes sociales, muchas personas empezaron a compartir su experiencia en Facebook e Instagram, comentando que disfrutaban de la deliciosa comida de don Abel y de la oportunidad de ayudarle a este singular viejito que vive en la ciudad de San Juan del Rio, Querétaro.
Es lógico suponer que algún buen samaritano, después de toda la atención que recibió en las redes sociales, se decidió a ayudarle a este abuelito aún más, comprando el modelo HA de nuestros carritos de hot dogs para reemplazar su viejo carrito.
Nosotros sabemos exactamente quién compro el carrito de don Abel, pero no delataremos su identidad porque nos hemos enterado de que desea permanecer anónimo.
Solo quiero comentar, que este tipo de ayuda al prójimo es algo muy sabio. Si este día le regalamos un pez a aquel que tiene hambre, ciertamente tendrá algo que comer hoy, pero indudablemente su hambre regresará mañana. Pero si le regalamos un anzuelo y le enseñamos a pescar, nunca más volverá a padecer hambre.
En Lapicero Digital queremos agradecer a aquellos que han contribuido con un anzuelo y por ayudarle a pescar a don Abel. Nuestro México es fuerte cuando nos ayudamos el uno al otro
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